20030302

Cantar la saudade


Los sentimientos, aunque creamos otra cosa, no son del todo universales. La manera en la que cada cultura los vive está condicionada y determinada por numerosos factores; sobre todo, por su lengua. Al ser la música un lenguaje que no dudamos en llamar universal, es quizá la única que permite aproximarnos a esas distintas maneras de sentir y vivir, aunque nunca las comprendamos del todo.

Caso singular, por ser muy cercano a nosotros en la historia y sin embargo tan lejano, es el de los distintos géneros que cultiva la canción popular de los países que hablan portugués, o incluso una considerable extensión de España –los hablantes del gallego–. Porque esos pueblos han aprendido, a lo largo de un milenio, a cantar con esa mezcla inimitable de dulzura y melancolía, de resignación ante los designios divinos y fortaleza ante los reveses del mundo; de suave dolor y amor apacible, que no puede nombrarse ni vivirse sino siendo brasileño, portugués, gallego, caboverdiano o angoleño: a saudade.
Hace casi ocho siglos, el rey castellano Alfonso X descubrió el tesoro que a diario acrecentaban sus súbditos del norte peninsular, así que ordenó la recopilación de numerosas cantigas gallegas, muchas de ellas en loa de la Virgen María, y hasta la fecha Galicia produce hermosas canciones religiosas y profanas que merecemos escuchar. Después, con la expansión de los imperios, la corona portuguesa tendió su sombra hasta África y América, donde al paso de los siglos han surgido géneros no menos excepcionales, como las mornas de Cabo Verde, las singulares baladas de Angola; las murgas, sambas y –más recientemente– bossa-novas brasileñas. Sobre todo al llegar la modernidad, dentro de las fronteras de Portugal se consolidó un género lírico inigualable, el fado, aunque ahora es algo subestimado por el auge de las novísimas y etéreas cançoes que grupos como Madredeus han difundido por el mundo entero.
A pesar de cuán dispares nos parezcan las geografías y épocas, la saudade constituye un común denominador incuestionable, desde «A Virgen muy groriosa», recuperada por Alfonso «El Sabio» en el siglo xiii, hasta «Maio maduro Maio», grabada por Teresinha Salgueiro en 1994; desde la «Sodade» cantada por Cesaria Evora en la costa africana, hasta la «Romaria» que nos legó la brasileña Elis Regina. En cuanto al fado, ¿cómo omitir el nombre de la portuguesa Amália Rodrigues, primera en abrir los oídos del mundo –incluso, los de algunas cantantes mexicanas– a la voz de ese sentimiento inimitable?


SIGLOS PASADOS (dir. Enrique Florez; Lourdes Ambriz, soprano):
Cantigas de Santa María. Alfonso X «El Sabio».
Punctum Records, 1997. Guadalajara.
Formato: disco compacto.
Más información: [www.siglospasados.com].

INTÉRPRETES VARIOS:
Fados. Songs from Lisboa.
Valentim de Carvalho, EPM, ADES. París, 1995.
Formato: disco compacto.
Folio catalográfico: 3 229269 955020.

Más información: EPM. 188 Boulevard Voltaire. 75011, París, Francia.

CESARIA EVORA:
Miss Perfumado
(autores varios).
Lusafrica, Nonesuch Records (Warner), BMG. París, 1992.
Formato: disco compacto.
Folio catalográfico: 7559 79509 2.
Más información: lusafrica@aol.com.

MADREDEUS: Ainda.
Valentim de Carvalho, União Lisboa, EMI. Lisboa, 1992.
Formato: disco compacto.
Folio catalográfico: 7 243 8 32636 2.
Más información: António Cunha. Av. de Ceuta 1A, 8º piso. 1300 Lisboa.


Léelo como se publicó en el Semanario Arquidiocesano de Guadalajara.


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